jueves, 12 de enero de 2012

Evita usar perfume: el aire es de todos

¡La gente vuelve a usar colonia! ¡Y también los hombres!. Ésto es lo que pensé durante mi primera noche en un bar polaco, cuando, al entrar, me embriagó (y casi mareó) el fuerte olor a múltiples perfumes del ambiente.

Nuestras sociedades buscan tapar el olor corporal y para ello tenemos una gran gama de perfumes, colonias, desodorantes, geles de baño, cremas... Pero, si bien su uso está bastante estandarizado (esta costumbre se remonta a la antigua Mesopotamia), existen diferencias culturales. Por ejemplo, hace unos meses comentaba este tema, ya que había notado que en Alemania la mayoría de los hombres no iban perfumados o, al menos, no se notaba (yo sigo pensando que es lo primero). La conclusión de esa conversación, con gente de diferentes nacionalidades, fue que cada persona tiene unas costumbres,  pero que sí que había sociedades más perfumadas que otras. Es decir, que había diferencias culturales. 

Fiel a mis hábitos, volé a Canadá con un frasco de perfume en la maleta. Una vez allí descubrí que, ¡no se puede usar perfume en la Universidad de Dalhousie!. O mejor dicho, se puede pero no fragancias fuertes y siempre recordando que se está en un lugar libre de esencias:

Este cartel, que se encontraba por todo el campus, explica que ni se puede fumar ni se deben llevar esencias fuertes en el campus. "Fragrances can trigger asthma attacks, allergies and other medical conditions, so the  University asks people to avoid wearing scented personal care products to work, in the classroom and in all shared public spaces, including at Dalplex, the libraries and the Dalhousie Arts Centre." Vamos, que los canadienses, que son una sociedad muy considerada, evitan usar fragancias fuertes para evitar ataques de asma o alergias (incluso en el gimnasio). Todo lo contrario a los polacos, quienes tienen la delicadeza e echarse medio bote de perfume antes de salir de casa.

Pero, si no usan colonia ni productos fuertes... los canadienses olerán mal ¿no? Pues sorprendentemente, y a pesar de que los jóvenes universitarios se pasan el día haciendo deporte, no huelen mal. En varios meses, sólo encontré una persona de esas catalogadas en "le huele el sobaquillo". Y no era ni canadiense.  No sé cómo lo harán, pero ellos (los canadienses) no huelen a nada. 

Aunque perfume tienen que usar porque en las droguerías y supermercados se siguen vendiendo e incluso tienen tiendas donde fabrican una esencia acorde con tu olor. Eso sí, se lo aplicarán con con mesura.

Quizá lo inteligente sea hacer como los canadienses, ya que sí que hay personas que pueden tener una reacción asmática ante algunos perfumes, sino porque, tal y como explican numerosos estudios, a la hora de encontrar pareja el olor corporal es importante y además, con una buena higiene se pueden evitar malos olores. Y ahora que estamos en crisis, seguro que también lo agradece nuestro bolsillo.

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